lunes, 25 de noviembre de 2013

Fragmentos XI

I have always felt that life is a series of personal humiliations relieved, occasionally, by the humiliations of others.”
Lorrie Moore, Anagrams


- ¿Estás?

- En toda mi singular presencia.

- Jaja. ¿Cómo estás?

- Justo justo ahora estaba mirando la espuma del Fernet y tratando de responderme a algo que me complica desde hace diez minutos. Una respuesta de una persona brillante como vos me vendría bien.

- Contame.

- Estaba hace un rato leyendo una entrevista, actual, a Vicentico. Varias fotos, actuales, cara cargada de años y años.

- Ahá.

- La pregunta, lo que me complica: ¿Vos creés que él fue tan brillante como para, entreviendo el porvenir, como el Muad'Dib, evaluando años y años de idas y de vueltas, de avatares y de, sobre todo, esa cosa que siempre tiene poder sobre nosotros, incierto futuro

- ¿Qué?

- Vuelvo: ¿Tan brillante como para tener un plan, como para, treinta años después de hacer una banda de ska, tras treinta años de hacer música y vida, de comprar el diario y mirar fútbol, llegar a cerrar el cerrojo con algo tan increíblemente iluminado como sacar un disco que se llame Cadillacs y Dinosaurios? Maldito.

- ¿Qué?

- Creo que descubrí el plan de Vicentico. Batman es un gil. 

- OK. No, no lo creo. Vengo por otra cosa.

- Maldito.

- ¿Viste el post de XY?

- Nop. No tengo muchas cosas en el feed, salvo cosas sobre perros que buscan casa y recetas de Savora y de todas las marcas de leggins que existen en la red. Fui borrando mucho de eso.

- Ay, él.

- No, no me entiendas mal. No es de pedante, es de miedoso.

- ¿Hay demasiados pelotudos?

- No, te repito, no es eso. Es... dejame ponerlo en palabras. Internet hizo algo más grande y más malvado aún que darnos un video de un gatito cada veinte segundos.

- Porno.

- Internet le dió una mente colmena a los imbéciles. Los hizo un organismo. Los aunó de una manera en la que ninguna religión, idea política o marca de galletitas hizo antes. Los hizo importantes. Los hizo pensar que son necesarios. Que tienen poder. Que tienen la obligación celestial de opinar todo el tiempo sobre todos los temas. Sobre la remake americana de Old Boy, sobre el aborto, sobre la obra de Cortázar o la de Alcides, sobre el conflicto árabe-israelí o sobre Ford y Chevrolet.

- O sobre lo que la gente escribe en Facebook.

- Skynet ya ganó.

- Bueno, te pregunto de otra manera.

- Uno todo el tiempo pensando que son personas simples tratando de quebrarte el alma escribiendo xD o (?) al final de cada frase y ellos ya ganaron. Skynet ya ganó.

- Bueno, vengo acá porque XY me dijo que te pregunte qué tan feo era el pibe con el que la vieron a XX.

- Hablar de mujeres no es de hombres. ¿Te duele aún? Y, además, XY bien podría contarte él.

- Es hablar de un chabón, no de ella. No me duele. Nunca más. XY me dijo: "Yo te podría decir que era horrible, pero eso es poco. Fer es el que tiene crueldad creativa. Seguro que se le ocurre algo más visual."

- ¿Crueldad creativa? ¿Así dijo?

- Así dijo.

- Mirá, yo estuve poco tiempo. Diez minutos como mucho, no sé si puedo evaluar.

- Dale.

- Hasta que no prendió un pucho yo dudaba sobre cuál de todas las partes de su cara era la boca.


My God, ma’am, you’re so pretty I’d walk ten miles barefooted on a freezing morning to stand in your shit.”
—Richard Brautigan, The Abortion


lunes, 26 de agosto de 2013

No quiero

bailar como si nadie me estuviera viendo.

saber lo importante que es un buen desayuno.

estar menos triste que los demás.

doler menos que los demás.

tatuarme una frase para mostrarla en fotos.

dejar de fumar.

vivir el ahora.

escuchar nunca más la expresión "buena onda."

parar.

estar tranquilo.

seguir mis sueños.

no mojarme cuando llueve.

creer en mí mismo.

perdonarme.

dejar de romper cosas.

estar en forma.

tener el control.

no amar a quien no me ama.

dejar de pensar en qué estará haciendo ahora.

pensar que el mundo es un lugar hermoso.

energía positiva.

un mejor mañana.

perdonar y dejar ir.

dormir ocho horas,

ni seis, ni cinco.

ser el verdadero yo.

curarme.

que me enseñen qué es el arte.

no golpear.

salvarme.




No quiero doler menos que los demás.




No quiero salvarme.




No quiero salvarme.


miércoles, 10 de julio de 2013

Fragmentos X


"The writing is easy, it is the living that is sometimes difficult."
- Charles Bukowski


*****


- Sólo porque alguien sea de una minoría -odio la forma en la que el término se fue afianzando- o supuesta minoría (o ponelo como quieras) no quiere decir que no sea una personita de mierda y fea y estrecha de mente como todos los demás.


*****


(la vio entrar.
luego se calzó los auriculares, caminó, giró la esquina y se detuvo.
no había cambiado gran cosa. aquello era lo asombroso. después de, oh, demasiados meses… las cosas no tenían ningún derecho a no haber cambiado.
pero las calles eran las mismas, el camino de vuelta se veía igual y el aire se sentía hoy igual de limpio que cada una de las veces anteriores.
caminó una, dos cuadras, pasó por una esquina con una garita y su ocupante, que vaciaba un termo en un cantero.
hablar con un extraño es tan improbable como bailar, pero se paró en esa esquina, se bajó los auriculares y encendió un pucho.)

- Es un buen día, ¿no? -dijo mirando el azul frío del cielo y pitando fuerte.

- Un buen día, sí -le respondió una cara con muchas arrugas y una sonrisa franca de dientes sucios.

(movió la cabeza en una afirmación especular, dejó salir el humo y sonrió tratando de exorcizar más de doce horas de nervios por entre unos labios que ahora sí se animaban a temblar.
volvió a aislarse en música y siguió pateando ese otro mediodía, que no tenía ningún derecho a no haber cambiado.)


*****


- ¿De verdad creés que importa?

- No. Sí. No. Ya te dije que si hay una cosa en la que creo es en que nada importa de verdad. Pero aún no importando, si una sola persona se toma el laburo de buscar la cita que acompaña la más absurda de las fotos y se asoma -o se cae- al libro o al poema o a la peli o a la canción, entonces es un éxito. ESA modificación del Universo, digo.


*****


– ¿Cuántas veces pensaste en mí en este tiempo?

– Ninguna.

- ¿De verdad? ¿Ni una vez?

- Ninguna.

- Eso es estadísticamente improbable.

- Fuck the Mathematic Police.


*****


- Estoy enamorado.

- ¿De quién?

- ¿Importa eso?


*****


- ¿Y, chancha?

- Sin novedad en el frente.

- ¿Aún así?

- Soy una tarada. Me odio.

- "Nobody wants to be here and nobody wants to leave."

- ¿Eso es de?

- Al final me rendí y leí The Road. 

- Ah. ¿Vos?

- Estamos escribiendo sobre vos.

- El sábado hablamos. Nada. Nada de nada, que es lo peor. Salí. Tomé. Vomité.

- ¿En la calle?

- No, estaba en la casa de una amiga, de vuelta. Mientras me sostenía el pelo pensaba en los superhéroes rotos de los que hablamos la otra vez.

- Denial Squad.

- Sí. Pensé en Tom Waits. Pensé que podría guionar una pareja: "Bad Liver & Broken Heart." No me ponía de acuerdo en quién sería el sidekick de quién.

- ¡Jajaja!

- Sí, me reí. Un asco de enchastre.


*****


"Whether you think you can or whether you think you can’t, you’re right."
- Henry Ford.


miércoles, 5 de junio de 2013

Fragmentos IX


"Inject a few raisins of conversation into the tasteless dough of existence."
- O. Henry 


*****


- ¿Soñaste?

- Ahá.

- ¿Qué soñaste?

- Tetas, la muerte, mil perros meando, el mar, doce espejos haciendo doce caras mi cara… y luego cosas que me duelen de miedo.

- Nunca tuve un sueño que me diera miedo

- No soñaste nunca entonces.


*****


- ¿La inteligencia es atractiva?

- Sí. Eso digo. Es mejor que cualquier otra cualidad.

- No sé si sos inocente o tonta o decididamente maligna.

- ¿No pensás eso? ¿No pensás que la inteligencia estimula el gusto? Incluso: ¿no pensás en que es afrodisíaca?

- Contale ese chiste a la mina que me gustaba. Te va a dar un gran remate.


*****


- Sí. Ambos la amamos. Pero yo la amo de verdad.



*****


- Es… una elección… muy poco mainstream para tener una fantasía.

- Si, ¿no? Es feíto, pobre. Pero de a ratos lo tengo en la cabeza, fuerte.

- No sé qué decirte. No es como si fueras nazi, o hincha del Chelsea, o mataras bebés con un sacabocados. No voy a dejar de hablarte por eso, pero dame un rato, tengo que acomodarme un toque estéticamente.

- Seguro hice algo muy, muy malo en otra vida.


*****


- Los enamorados son una mutación deletérea de los descorazonados. 

- Y ahí va de vuelta...

- Afortunadamente no viven mucho: entre dos y seis meses. Casi nunca se reproducen.


*****


- ¿Vos cómo estas?

- Mundial.

- Me alegro mucho, che.


*****


- Claro que me gustan mis amigos. Pero más me gusta mi soledad. Ella suele elegir mejor el alcohol.


*****


"I'll Leave You Alone Forever Now ."
- Bryan Lee O'Malley, Scott Pilgrim’s Precious Little Life

martes, 14 de mayo de 2013

14 de mayo de 2013



“One event sometimes had infinite ramifications and could change the whole settings of a person’s life.”
―Gustave Flaubert, Madame Bovary


Vuelvo de comprar puchos y una cerveza.

Hay un quiosco a una casa de distancia de la mía. Es, como muchos, una habitación de casa de familia que se hizo a estar llena de heladeras y Kesitas y a tener la ventana abierta entre las siete de la mañana y las once de la noche.

Salgo con el envase esmeralda (me encanta decirlo así, me siento un Lantern) en una mano y la billetera en la otra, con el último pucho colgando de la boca y en patas.

Hay tres personas en la arreglada y vuelta a romper vereda de la ventana del quiosco: una mamá (casera, masiva, cansada, con una insoslayable lección sobre como no maquillarse dictada a los gritos en la cara); un niño -su niño-, una bestia salvaje de unos cuatro años colgado de la reja de la ventana, con los pies pendulando a medio metro del suelo y una chica muy, muy flaquita a la que debo conocer de vista -de Domi, del barrio, no sé, me esforcé y no la saqué- porque me hace un gesto con la cabeza cuando llego para luego volver a mirar hacia adelante, mientras hace ruido con las llaves dentro del canguro que lleva y que le queda tres talles grande. Yo hago el mismo vago saludo con la cabeza y se me llenan los ojos de humo. Lagrimeo. Genial. Toso, además.

La madre ya compró su gaseosa y una Levité de manzana y se quiere ir. El chico da muestras inequívocas de que no se lo van a llevar sin un botín del quiosco si dar una buena pelea.

–Quiero unas Merengadas –abre el fuego con una sonrisa sucia y sincera.

–No podés –la madre no lo mira directamente, ya pasó por esto cien veces. Seguro mira a la pila de sus años perdidos–Tiene harina.

–¿No están hechas de merengue? –la pregunta es franca, se le nota en la cara.

Yo me pregunto qué cosa no te deja comer harina a esa edad. Debe ser algo malo como Galactus.

–Sí, pero tiene harina.

–¿Y las Ópera de qué están hechas? –ahora sabe la respuesta, pero no se va a entregar tan fácil.

El quiosquero mira a la chica del buzo gigantesco y no sabe si proceder atenderla o no.

–De harina –mamá guarda el vuelto en un monedero con forma de pescado lleno de papeles arrugados y lo mira sin expresión–. Vamos, Sebi.

–¿Y los alfajores de qué están hechos? –mira hacia dentro del quiosco, vencido pero orgulloso. Se agarra con más fuerza de la reja.

–De harina también –dice el quiosquero, que fuerza esa sonrisa "úsese en caso de niños" que tan poco le gusta a los niños. Exactamente igual que el chamuyo de un borracho.

–Y el universo ¿De qué está hecho? –la chica de adelante sonríe, deja de hacer ruido con las llaves. El quiosquero mira a la madre, la madre no mira nada. Yo sonrío, también. Vuelve a entrarme humo en los ojos. El pucho está prácticamente muerto.

–Vamos a casa, Sebi. Chau, Diego –mamá lo despega de la reja. Se resiste, pero no mucho. Ella lo maneja con una suavidad sorprendente para alguien que tiene un brazo ocupado con una bolsa doble con dos botellas y lo aterriza con lo más parecido a una sonrisa que le vi en estos dos minutos. Por un momento es hermosa.

–De hidrógeno –digo, tirando el pucho y secándome otra vez el lagrimeo. Me mira con la cara sucia y no dice nada–Es prácticamente todo hidrógeno.

–Y de tiempo –dice Buzo Gigante dando un paso hacia adelante, hacia la ventana y girando para verlo. Yo conozco el chiste, pero me sorprendo. De alguna manera en ese instante ya sé que voy a estar escribiendo esto. Y me sorprendo porque sigo, excediendo el The Universal Label.

–Y de soledad –agrego. Sebastián mira. Mamá mira. Luego se dan vuelta y se van para el lado de Maipú, de la mano. Él se gira un toque a los diez metros. Saluda.

Buzo Gigante compra una Coca Zero de litro y medio, dos paquetes de Mogul y se va, sin movimiento de cabeza esta vez. Yo compro mis dos paquetes de Lucky y una Stella y vuelvo a la PC.

Pienso, ahora, que no recuerdo con precisión nada que me hayan dicho a los tres o cuatro años. Pero pienso, también, que tal vez hoy, en la cola de un quiosco, dos personas ajenas modificamos el universo para que haya dentro de un par de décadas un loco con un rifle en un techo o un Kafka. O, por lo menos, alguien menos en una oficina.

miércoles, 17 de abril de 2013

Fragmentos VIII





“Unhappiness is selfish, grief is selfish. For whom are the tears?” 
- Jeanette Winterson, Written on the Body


*****


- Te voy a hacer la misma pregunta que me hacés vos siempre: ¿Qué es lo que querés? ¿Qué es lo que realmente querés, más que ninguna otra cosa, ahora?

- Quiero un caballo muy, muy rápido. Y muy grande. Y todo el viento.


*****


- El ron con Coca cura cosas.

- Con limón, sí.

- Es muy rico.

- ¿Saliste al final?

- Nop.

- ¿Tomaste Cuba Libre on your own?

- Sí.

- Sos re maligna.

- ¿Por?

- La gente no debe beber sola.

- Hipócrita.

- I’m a loner, es distinto.

- Y yo no.


*****


- Esa mina, con novio, es más soltera que vos sin pareja.


*****


- ¿Sabés cómo voy cuantificando el desamor?

- Seguro que por las veces que hablás sobre ello no. Contame.

- Por la cantidad de películas que veo en casa que no veo con la persona que quiero.

- Justifique la respuesta, por favor. En no menos de tres párrafos.

- Ahí siento que se va apagando. Es… para mí… es duro. Ver una peli en casa es una de las tareas (de los disfrutes) del amor a la que más importancia le doy.

- No me estás diciendo tanto.

- Es las veces que comprás el vino, o el salame y queso o el helado o hacés la salsa de las salchichitas porque sabés que eso es necesario esa noche en lugar de cocinar pastas o comprar la cerveza o el Campari o las aceitunas rellenas… es ese agotado vértigo de hacer algo que querrías, que deberías estar haciendo de otra manera para otro outcome.

- Te sigo.

- Y la película es la que vos querés (y te castigás por eso y pensás en cómo hubiera sido y la conversación y las risas o los análisis) y el momento es similar y la forma en la que arreglás las vergüenzas de tus cosas, de tu casa y de tus pelos y de tus muchas fallas… y hay un vacío y hay algo que ya no hay y seguís porque es necesario y porque las horas vienen una detrás de la otra.

- Nadie te obliga.

- ¿No? Es necesario el desamor. El de uno. El ideal falla. No, no falla, pero cuando falta, falta. Sí falla. ¡Argh! Es malísimo cuando tenés una conversación para purgar algo y en lugar de eso te pega con una plancha en la cara.

- ¿Sos débil?

- No. Sí. No. El tiempo corre hacia un solo lado. Y así se va construyendo. Película a película. Salteado a salteado. Vino a vino. Conversación posterior a conversación posterior. Y vas apagando lo fuerte de la comparación (porque la comparación es el demonio inevitable) que hacés bailar en tu cabeza durante la peli, a un ritmo imposible, cada vez que lo hacés de nuevo.

- …

- Es como esos lugares donde pegan carteles. Uno encima del otro, fatalmente. Y la gente los rompe en jirones irregulares y caprichosos. Llega un momento en el que se confunde todo. En el que nada se lee y nada tiene sentido. Vos sabés cuál es el cartel del recital al que querías ir. Y poco se lee de él. Ya no está la hora y hay cuatro o cinco letras de la dirección. Y ese caos de la tristeza arma algo que vos no podrías armar por vos mismo. Y así se va haciendo fuerte y así se matan las cosas inmortales.

- Demasiada gravedad para algo tan sencillo.

- Sí. Soy un pelotudo con este asunto. Es absurdo. Perdón.

- No pasa nada. Tu vino es bueno. Y la conversación también, cuando pasa por otros lados.


*****


- Vos estás loco. O enfermo. O las tres cosas.


*****



“They are scarcely adult, some men: they wish women to understand them, and to that end they tell them all their secrets; and then, when they are properly understood, they hate their women for understanding them.” 
- Julian Barnes, Flaubert’s Parrot


lunes, 25 de febrero de 2013

Fragmentos VII




Not that we were incompatible: we just had nothing to talk about.
- Haruki Murakami, Norwegian Wood


*****


- (Se dedica a acomodar las aceitunas en la bandeja con estudiada desprolijidad. Van y vienen. Luego el silencio les hace otras cosas: se convierten en un tanque de guerra y en un dinosaurio a los pocos minutos) Vos sabés que yo no hablo con la gente, ¿no? En general. No, me corrijo: no hablo con la gente como esa cosa que no sé nombrar y que es regular y que es casi necesaria. Esa cosa de excelentes actores y sanos curiosos que tiene nuestro género.

- (Un conejo se queda sin orejas, luego de un trago se queda sin cabeza. Son aceitunas otra vez) Tu misantropía siempre me parece vagamente nominal. No. Me parece una medalla por una batalla que pasó hace mucho tiempo. Pero la acepto cuando la ponés sobre la mesa porque evita discusiones tediosas.

- Sabés conversar. Hablar. Ese es un rasgo muy elegante.

- Sé hablarte a vos. Tengo un entrenamiento casi olímpico en eso.


*****


- … y mi cabeza es bastante importante en mi laburo...

- Oh. Es cierto. Yo hago porno, no tengo ese problema.

- No, no. O sea: capaz vos sí podés. Yo no. No te estoy atacando a vos, estoy diciendo que yo borracha no sirvo para nada. Me río mucho y no me concentro.

- …

- ¿Te enojaste?

- ¿Me viste enojado alguna vez?

- No.

- No sé hacerlo.

- Perfecto. O no... no sé. Creo que prefiero que te enojes. No por boludeces, pero enojate.

- Enojarse es darle importancia a algo. Si es algo malo, es hacerle eco. No creo en alimentar lo que me hace mal. Creo, sí, en matarlo. Puedo matarlo con una sonrisa.

- …

- Prefiero hacerlo.


*****


- Love sucks.

- Nah. Uno hace mal las cosas. Y luego se vuelve un pelotudo.

- Sí, también. Son todas forras y nosotros todos pelotudos.

- Está bueno para una letra eso. Pero no sé si es verdad. Yo sé que la re manqueé con este asunto. Me gustaría saber que puedo hacer valer lo que es real.

- Supongo que dejar que decante solo. Pero esa es la parte difícil. Mantenerse al margen.

- Sip. Cuando pasan dos años te das cuenta de que era no sólo lo natural, sino que era lo que más te convenía.

- Y con gente como nosotros y nuestro "está bien" se hace casi imposible no interferir.

- Yo no sé qué hacer. Y entiendo todo, pero no sé qué hacer. Y, encima, tengo todo lo otro, pero no, claro, por naturaleza, tengo que estar como el orto.

- Jajajaja. Seh... Todas estas cosas apestan. Porque, además, pensás que sabés qué hacer.  Pero no funciona. Y si no lo hacés, te arrepentís.

- Todo el día con este tema encima. Una poronga.

- ¿Vos decís que a los gays les pasan estas cosas?

-  Los gays son todos putos.

- Nunca mejor dicho.

- Sí, lo pensé mucho. Es una frase célebre.

- Jaja.

-  Seguro en lo próximo que escriba va a estar. Me voy de la compu. Estoy muy borracho. Y estoy haciendo todo mal.


*****


- Me pasó lo peor del mundo.

- ¿Qué?

- Lo PEOR del mundo.

- ¿Qué?

- Lo PEOR. Lo menos de lo más bajo de lo más peor del mundo.

- ¿Me vas a decir?

- Me gasté la Master Ball en un Virizion.

- ¿Posta?

- Ni me dí cuenta . No sé cómo pasó.

- Malísimo.

- Lo peor.

- Dejá ese juego.

- Sí.


*****


- ¿No eras vos el que hablaba sobre los sueños?

- Los escribía. Che, hace frío. Hace mucho que no hace frío. Está bueno. Es de noche, también. No sé cuándo se hizo de noche.

- Hace frío, sí. La noche en las plazas aparece lentamente. No te escapes ¿Y entonces?

- Entonces nada.

- ¿Me vas a contar?

- Ya te conté. La soñé.

- El sueño, digo.

- No.

- ¿Por?

- Es difícil.

- No entiendo.

- No es que soñé con ella. La soñé.

- …

- La diferencia es puntiaguda.

- Creo, sólo creo, que te sigo.

- Soñé con ella. Con los emblemas de ella. Con la sensación que yo tengo de ella. Con la idea. Con mi idea. Con el conflicto y con palabras. Mías, suyas. Con silencios que eran palabras. Con una bombacha negra y una voz enojada. Con una idea, con una convicción de ella. Con un perro en un amanecer de sol y un gato. Con mi vértigo incrédulo cuando todo corría y yo no lo entendía. Con… no sé cómo decírtelo. Con calor y perfume, con tostadas y, luego, con todo un garabato negro y gigante, como un enojo de birome, que es lo que nunca pude entender o intuir. Soñé con lo que no supe preguntar a tiempo.

- Creo que te entiendo. No sé. Siempre sos igual. Generalmente es copado, pero a veces, sólo a veces, como esta, siento que no puedo engancharme con tus cosas. ¿Vas a escribirlo?

- Y, al final, cortando todo ese mamarracho negro que me angustiaba, una cara. Era ella pero era distinto. Era como el moai de la final del Arkanoid. Y la sensación de darle besos en toda la cara.

- ¿Vas a escribirlo?

- No. Estoy podrido de las cosas ideales que no hacen nada y de toda esa poronga. Quiero ver el partido de River y hacerme un pedazo de carne al horno con puré. Quiero que las noches sean para descansar. Quiero fumarme un pucho y jugar al Baldur’s Gate.


*****


- ¿Qué te pasa?

- Nada.

- Te estás sonriendo. Con vergüenza.

- Nada, nada.

- Es más: no te conozco esa cara. ¿Qué pasa?

- Cada vez que estoy en un restaurante o en un bar, cuando veo pasar copas heladas me excito.

- Sos un pelotudo.

- No, posta. Me pasa también cuando veo pasar un Old Fashioned bien armadito.

- Sos un pelotudo.

- Esa cereza…


****

I see what is right and approve, but I do what is wrong.
- Anthony Burgess, A Clockwork Orange