People change and forget to tell each other.
- Lillian Hellman
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- ¿En serio? ¿Ese flaco, Fer? No te sientas mal, es absurdo. Es muy parecido al wachiturro orejón.
- (Apaga el Lucky en el vidrio frío del cenicero cuadrangular con una sonrisa sincera, levanta la vista, suspira) Gracias. Gracias por este momento. De verdad.
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- ¿Y te gusta?
- (Revolea las manos con vago gesto de mariposas borrachas) Pséééé...
- Eso no suena muy convincente.
- ¿A vos te gusta algo? En este ámbito.
- Claro.
- ¿Lo poseés?
- No.
- (Pone cara de touché) Claro.
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- ¿Pero qué pasó? La verdad, por favor.
- (Deja el libro -que no estaba leyendo- sobre la mesa, busca los puchos, enciende uno de la peor manera posible, se arremanga la ya arremangada camisa) ...
- (Deja el esmalte sobre la mesa, sonríe como un villano de James Bond, se relame como un tigre) ¿Espero o hablo sobre otra cosa?
- Esperá.
- (Tapa el esmalte,) Bueno, ¿Espero a...?
- (Pita, profundo) Estoy viendo por donde terminar.
- No por dónde empezar. Por donde terminar. Que pintoresco de tu parte. Que buena finta.
- No, realmente, empezar... empieza como todo.
- ¿Y eso es?
- Ella dijo cosas.
- ...
- Luego yo dije cosas.
- ...
- O viceversa, es lo mismo. Y después... después el mundo se volvió un lugar desagradable, hostil. Hostil. Pero eso no es lo malo. O no lo realmente malo. Después de eso el mundo se volvió un lugar... NUEVO. Distinto. Porque nadie puede desdecir lo dicho. Las palabras son poderosas. Eso de que se las lleva el viento... es una mentira grande como la Luna. Las palabras modifican el universo. Y ese lugar... esa cosa en la que se había vuelto el mundo... era nueva, no estaba preparado para eso. No era lo que estaba bien. Y nunca pude conciliar con ese hecho. Nunca pude sentir, otra vez, que el universo funcionaba bien.
- ¿Y entonces? ¿Cómo termina entonces?
- Meses después yo estoy acá. Esta es mi cara. Estos son mis ojos. Acá estoy, después. Así termina. Es un buen resumen. Puede no parecer agradable a algunos. Pero es la verdad. Y nada más importa.
- Jamás pensé escuchar tu rendición. ESO es nuevo.
- Me modificó, sí. Alguna vez alguien me iba a vencer. Así funciona. Así debe funcionar. Y está bien...
- ¿Sí?
- No sé. Sí. No sé. Tengo que creer en algo, ¿no? En la importancia de algo. En lo que se dice y en lo que se hace. En lo que se es. Intrínsecamente. Si no nada tiene sentido. ¿No?
- (Abre el esmalte) Pasame un pucho, por favor.
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- Nos veremos en el infierno.
- ¿Por entres las llamas?
- Oh zi.
- Me gustan las llamas. Más que los guanacos o las alpacas, por ejemplo.
- Sí, a mí también.
- Voy a hacer un programa que se llame "Llamas en Pijamas". Va a ser un golazo.
- Yo lo voy a mirar.
- Voyeur.
- Sip.
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- Sos linda.
- Por tu culpa.
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- No seas tan duro, es una piba inteligente, además.
- Ah, no... no vayas por ese camino. Entiendo que te guste porque está buenísima, especialmente cuando se viste así, pero no necesitás parar en la estación del soporte intelectual para justificarlo.
- ¿ME guste? Estábamos hablando de vos. De TU gusto. No entiendo en qué momento torciste la conversación.
- No quieras confundirme con tu dialética.
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Conversation between Adam and Eve must have been difficult at times because they had nobody to talk about.
-Agnes Repplier