jueves, 15 de noviembre de 2012

Fragmentos V



Talk, talk, talk: the utter and heartbreaking stupidity of words.

- William Faulkner, Mosquitoes: A Novel



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- ¿Seguís soñando?

- No. Es decir, sí. Pero no como lo hacía, no de esa manera imposible, no con esa intensidad ni ese vértigo. Sueño como sueña cualquiera: un montón de caos en colores y algunas boludeces inmediatas hacia atrás o hacia adelante en el tiempo. Su cara, una almohada, un león suelto en una escuela, que soy un búfalo, una Corona abierta en la cocina, un campo lleno de flores que se hacen rostros que conozco y luego diablos y luego campanas y me despiertan.

- Una cagada, ¿no?

- No lo sé. Muchas veces extraño el tiempo en que soñaba de verdad. Me sentía único. Hoy sé que esa es una pasión burda. No hay nada que nos uniforme más que el hecho de sentirnos especiales. Lo extraño, sí, pero es una carga menos. Sin Esfinge, sin planos improbables, sin tener que entender voces o rodillas o canciones o baches narrativos o tantas marcas en una pared infinita. Despertarme y rascarme una nalga e ir a lavarme los dientes sin tener que redescubrir el mundo.

- ¿Y escribir?

- No escribo.

- ¿Y entonces?

- Le presté bastante atención a las personas últimamente.

- Vos no deberías hacer eso.

- No. Ya sabés, ¿no? Te enteraste de lo que pasó, digo.

- Sip.

- Malísimo. 

- Malísimo.


*****


- ¿Hacés fotocopias?
- Sólo cuando un trámite me lo obliga.
- …
- No somos librería, fíjate un par de locales más allá.


***** 

- No se puede discutir contra la verdad.
- Conociéndote, Fer, se puede discutir contra cualquier cosa…


*****


- (espera a alguien en un banco de plaza. el abrasado tiempo entre pucho y pucho va rumbeando hacia lo intolerable. está tenso -la palabra miedo levanta un toque la voz- y está pensando en que preferiría levantarse e irse e inventar algo. es bueno para eso)

- (en el banco, lo ve ahora, buscando el próximo paquete de cigarrillos, a la derecha de su mochila, se lee, en esforzada y desconocida y hermosa caligrafía femenina: “quisiera verme siempre en el espejo de tus ojos”)

- (el cielo es el mismo de siempre. entiende eso. saca la cartuchera y encuentra un marcador negro. escribe, en esforzada y propia y hermosa caligrafía masculina: “los espejos hacen magia -‘mirrors do magic’, no recuerdo con precisión el origen de la cita-, pero los espejos no reflejan nada que no estuviera ya allí y los espejos se rompen. pd: la palabra correcta es ‘querría.’” guarda el marcador, guarda la cartuchera, se calza la mochila. entiende que el cielo es el mismo de siempre, se levanta y se va. no mira una sola vez hacia atrás)


*****


- ¿Pensaste en que iba a pasar eso?

- Claro. Incluso lo hablé. Le manifesté mi inquietud.

- ¿Posta?

- Era súper evidente. Ambos me lo estaban diciendo silenciosamente a gritos.

- ¿Y entonces?

- Quería creer.

- ¿En qué?

- En creer. En que era singular. Creía en el “she is a friend of my mind” y todas esas pelotudeces que siempre me justifican y me matan. Soy congénitamente idealista.

- ¿Querías? De cariño, digo, no de ganas de creer.

De esa forma seria en la que me sale muy pocas veces y que entiendo que es muy verdad.

¿Entonces? Hace meses que me dijiste que era un error.

- Quería creer.

- ¿Y ahora?

- Ouroboros.

- Sos un pelotudo.

- Eso es verdad. Ouroboros.


*****


- (suelta el joystick, lo deja en el sofá, un muñeco deja de tener quien le diga qué es lo que tiene que hacer) No puedo hacer esto. Me jode. Vamos a tomar algo.

- ¿Vas a volver a la carga? ¿Qué pasa ahora? Pensé que habías dicho todo lo que querías decir. Fue un gran vómito de palabras.

- Todo se trata de entender cosas.

- Son giladas, todo va y viene. Vos sabés cómo es: te levantás meado.

- No. Sí. No. Ahora entiendo una cosa que no entendía. No, me corrijo: que entendía de otra manera.

- (pone el juego en pausa, sonríe) Contame.

- Hace un tiempo entendía que era inmortal y que iba a vivir todas las cosas.

- Jum...

- Ahora entiendo que soy inmortal y sólo voy a vivir para siempre.

- (saca la pausa, sonríe otra vez) Genial. Olvidate. Dame scroll que tengo que llegar hasta allá arriba.

- OK.


*****


I’m an egotist, but I’m not selfish. There’s a difference. I’m a neurotic, I guess. I can’t stop thinking about myself. It isn’t that I think myself so important… I simply can’t think about anything else, that’s all. If I could fall in love with a woman that might help some. But I can’t find a woman who interests me.
- Henry Miller, Tropic of Cancer