Don't play what's there, play what's not there.
- Miles Davis
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- (Se quita la campera, encuentra veinte pesos en un bolsillo, sonríe, la sacude, la tira sobre un sofá) … algunas veces.
- ¿Sí?
- Sí. Sé cuales son mis límites en lo intelectual, en lo emocional y en lo artístico, que es el equilibrio entre ambas cosas. Y tengo affairs descontrolados con ellos, con mis límites. Pero no los desconozco cuando despierto. Me gusta, algunas veces, y a eso iba, pensar que, en mi muy retorcida manera, tengo una marcada sofisticación con ciertos gustos. Que soy elegante en algunos aspectos, que soy exigente. Pero, también algunas veces, llego a una encrucijada que me niega eso.
- Te sigo, pero poco.
- El fiambre que más me gusta es el salchichón con jamón.
- Sos la plebe.
- Y aún no viste mis medias de entrecasa.
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- Vos sos un BO LU DO.
- Vos decís… ¿zoológicamente?
- No me rompas más los ovarios con los discursos. No te creo.
- Bueno, estamos madurando juntos.
- (Aún no levantó la vista del delfín de cerámica rosada que está pegando con La Gotita) No te creo el discursito del tarado que no sabe lo que hace.
- Esto es occidente, hay libertad de credos.
- ¿Vos sabés que es lo que le atrae a una mujer de un hombre?
- Si fuera la ignorancia absoluta en ese tema, yo sería Hugh Hefner.
- Hacete puto, boludo.
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- (Mira una mesa, en lo alto de la noche, en la que tres tipos que parecen esas bolsas llenas de pelotas de handball que hay en los gimnasios de los secundarios acaban de recibir unos sánguches de algo indefinido y frito rodeados de ingentes porciones de papas fritas que podrían acabar con el hambre en África) Los rugbiers son lo peor del mundo. Y se compran ropa en Kevingston. Comprarse la ropa en Kevingston es como pegarle patadas a un bebé en la cara. Con borceguíes.
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- Estoy podrido.
- (Bosteza, de manera espléndida, un bostezo de Oscar) ¿Cuándo no?
- (Está no sacándole punta a los lápices de colores con un Tramontina) De todos los que vienen a enseñarte como tenés que ser libre. De los veganos, de los no veganos, de los que te venden la mística azteca o polaca o de cualquier puto folclor olvidado, de los que idolatran al arte porque, como el neandertal que no entendía el rayo, no lo entienden, y por eso no lo cuestionan… de toda la gente que te dice que tenés que ser contestatario cuando no entienden las preguntas… al final todos los buenoides insípidos que levantan la voz en los lugares equivocados para poder coger a las minitas o minitos que le gustan las rastas o los sombreros cubanos terminan haciendo el laburo de los que no tienen que ganar en este juego.
- ¿Y eso es?
- Tarde o temprano tanta movida vacía, tanta movida que termina en lo gris y en lo triste, que NO es el fracaso (ni el éxito tampoco, naturalmente), termina convenciéndolos de lo que Ellos quieren.
- ¿Y eso es?
- La más grande de las mentiras: que no queda nadie para salvar el mundo.
- (Levanta una ceja que se recorta en un arco perfecto, otro gesto dramático inmejorable, es admirable) ¿Estás tratando de enseñarme como tengo que ser libre?
- Claro.
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It is easy to mistake a woman for a philosophy.
- Zadie Smith, On Beauty